Poco antes de que el colegiado señalase el inicio del partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones en Roma, nadie dudaba de que Ernesto Valverde había conseguido cambiar la realidad del Barça de forma radical. La situación que vivía la plantilla culé era completamente diferente a lo que un inicio se esperaba, después de la dolorosa derrota sufrida en la Supercopa de España ante el Real Madrid.

El equipo blanco arrasó al blaugrana en el primer título de la temporada, y poniendo en contexto que ambas escuadras venían de dos actuaciones muy diferentes -Liga y Champions para el Real Madrid, Copa del Rey para el Barça-, las cosas no pintaban en absoluto bien para el técnico cacereño, que por si fuera poco vio cómo tenía que armar su proyecto teniendo que lidiar con la salida de Neymar, una de las grandes estrellas del equipo.

Constancia y trabajo para darle continuidad a un blolque que en la liga rindió a altísimo nivel bajo la batuta de Leo Messi, y que se aprovechó del irregular rendimiento del Real Madrid en el inicio de curso para sacar una ventaja que ya todo el mundo coincide en señalar como insalvable. Frente al Valencia, quizás la gran sorpresa de la liga teniendo en cuenta de dónde venía, el líder tendrá una buena oportunidad para recuperarse del varapalo sufrido en tierras italianas.

Sin embargo y con el título en el bolsillo, y siendo el gran favorito para ganar la final de la Copa del Rey, las dudas han surgido en torno a la figura del entrenador como nadie imaginaba que pudiera suceder hace apenas una semana. "Imagino que sí soy el señalado", afirmó antes del choque ante los de Marcelino García Toral, refiriéndose a la eliminación de la Liga de Campeones. Y es que el indiscutible éxito que supondrá el título de liga ya quedará inevitablemente marcado por la falta de cintura que mostró el ex del Athletic en el Stadio Olímpico. Gajes del oficio.